Uno de de los grandes interrogantes que han ocupado el pensamiento humano, se relaciona con el hecho de responder a una gran cuestión que el ser humano ha venido planteándose acerca de si mismo: ¿qué es el hombre? Las respuestas han venido del campo de la filosofía (Ortega y Gasset: Yo soy Yo y mis circunstancias), de las ciencias de la conducta (Conrad Lorend: El hombre es él y su especie), del campo de la biología (Charles Darwin: El hombre es el producto más elaborado de la teoría de evolución de las especies). Ha habido respuestas muy diversas de orden materialista o de naturaleza espiritual. Hasta el día de hoy ninguna de las respuestas dadas han sido capaces de satisfacer las necesidades, mas acuciantes, que emanan desde lo más profundo de nuestro corazón, salvo aquellas que suponen un cambio en la manera de pensar y (y de vivir) que ocurren cuando en la esfera de la intimidad se da una experiencia de conversión auténtica a una visión místico-religiosa tascendente. Desde el punto de vista de la Revelación Bíblica se nos enseña que al hombre (varón y mujer) se le prometió ser como Dios (Lit–heb: ser como dioses). Lo que para muchos solo supone un relato mitológico o una leyenda, encierra unas consecuencias muy profundas y tasformadoras en el devenir de los seres humanos. Según el relato bíblico aquí empezó la teoría del conocimiento y el principio de la investigación científica de la realidad.

Hace mas de veinte años un gran científico portugués escribió un libro con un título asombroso: ¿QUIÉN SUSTITUIRÁ A DIOS? Después de miles de años de intentar contestar la pregunta ¿qué es el hombre?, por fin entrábamos en la era de la investigación genética, con la casi absoluta convicción de que esta via de investigación y estudio nos conduciría a la estación de la génesis humana y quedaría despejada la incógnita de la que hablaba Alexis Carrel.

El campo de la bioética es muy amplio (Inseminación artificial, fecundación in Vitro, madres de alquiler, clonación de seres vivos (incluidos los humanos), aborto, eutanasia, incesto, congelación de embriones, bancos de semen, cirugía genética, modificación de las especies animales y vegetales, cambios de sexo, transexualismo, etc.) y en el, el hombre intenta sustituir a Dios para alcanzar la Emortalidad (conseguir vivir de 500 a 700 años) y incluso la Inmortalidad. Desde que se ha conseguido la secuenciación de Código Genético y se va teniendo más conocimiento de los genes que aporta el material cromosómico, contenido en el núcleo de las células de nuestro organismo, el orgullo del hombre, que cada dia se aleja mas de Dios, le va conduciendo a la adoración de otro dios llamado CIENCIA.

En mi criterio los avances tecnológicos y genéticos generaran un mundo deshumanizado que abocará a la despersonalización y alienación que ALDOUX HUSLEY describe en “Un mundo feliz”.

En la serie de estudios-conferencias que aquí se presentan, no se intenta más que mostrar una pequeña muestra de aquello que los seres humanos seremos capaces de hacer si Dios nos lo permite: crear un mundo donde se ha borrado la Historia, y una Humanidad formada por seres humanos programados, de ante mano, para que unos cuantos seres poderosos puedan gobernarlos a su antojo, desarraigando de sus corazones cualquier sentimiento de esperanza y trascendencia donde la libertad, la justicia y la esperanza sean las condiciones que les permitan llegar a una plena realización metafísica y eterna.