Esta serie de estudios parten del conocimiento que tenemos acerca de aspectos importantísimos, tanto desde el punto de vista científico como teológico, acerca de la Sexualidad. Creo que existen bastantes malos entendidos, sobre este tema, tan fundamental para clarificar la realidad antropológica, psicológica y teológica que nos explique el devenir existencial de un ser humano en la esfera de la psico-sexualidad. Los conocimientos sobre las sexualidad se deben, desde el punto de vista científico, a los avances que supusieron un mejor conocimiento en el campo de los estudios anatómicos, y sobre todo en los descubrimientos de los funcionamientos fisiológicos de los aparatos genitales masculino y femenino. Los órganos sexuales (o gónadas) masculino y femenino producen una serie de sustancias denominadas hormonas sexuales encargadas de favorecer su funcionamiento. Dichas hormonas no están solo al servicio de la realización sexual, sino que cumplen con otras funciones muy importantes desde el punto de vista del desarrollo de la personalidad de un individuo, tanto a nivel somático, como anímico. En los estudios que presentamos se trata, con cierto detalle y profundidad, el nacimiento, desarrollo y funcionamiento de los órganos sexuales desde su psicogénesis embrionaria, pasando por los diferentes estadios de la infancia, adolescencia, adultez y ancianidad. En esta serie de estudios científico-teológicos se aborda, pues, la cuestión básica del momento (anatómico-histológico) en que se produce el nacimiento de los órganos sexuales, a nivel embrionario, durante los primeros meses de la gestación. También se explicita que la sexualidad no es algo que nace en la adolescencia con la aparición del despertar libidinal, sino que el instinto sexual existe ya desde el momento del nacimiento y que va pasando por diversas fases (oral, anal, sádico-anal y genital), según los descubrimientos psico-analíticos, hasta quedar ubicado a los tres años en los órganos sexuales propios de cada individuo. En algunas de mis publicaciones, especialmente en aquellas que tratan del desarrollo de la personalidad (véanse los primeros capítulos de mi libro Ciencia y Religión) se abordan con profundidad, todos estos aspectos que venimos mencionando. Una de las características más interesantes de estos estudios consiste en dejar claro, que tanto desde el punto de vista científico, como bíblico, se pone de manifiesto que el ser humano (varón o mujer) es un ser bisexual. El entendimiento de esta cuestión, fundamental, nos ayudaría a comprender mejor los trastornos psicopatológicos de la sexualidad, tales como el incesto, la homosexualidad, la bisexualidad, etc. La sexualidad está al servicio de la perpetuación de la especie y de la realización del principio del placer. Por otro lado no existe trascendencia metafísica de la sexualidad y no se puede definir el concepto de persona sin tener en cuenta la identidad sexual de cada ser humano.