Han pasado 15 años desde que realicé el primer comentario exegético y hermenéutico a la 1ª Epístola a los Corintios. El mundo en que vivimos hoy, no es el mismo. Muchas cosas han cambiado tanto en el mundo secular, como en el ámbito cristiano. Creo que esta carta es hoy de mayor actualidad que cuando fue escrita en los años 55 a 57 del siglo primero. De esta realidad, y conociendo como se devienen los cristianos en la denominadas “Iglesias Evangélicas”, tanto a nivel económico, ético, moral, espiritual y doctrinal, me ha parecido oportuno dar una llamada de atención a tanta  permisividad moral en nuestras Iglesias y ayudar a que los creyentes (varones/mujeres) despierten a una toma de conciencia que les permita introyectar en sus corazones la gran dicotomía que existe entre lo que decimos que somos y lo que hacemos y practicamos. Se han cruzado muchas líneas rojas: muchos jóvenes y no tan jóvenes abandonan las Iglesias, por diversos motivos, pero las abandonan. Nunca se manifestó la Apostasía de forma más evidente. El comamos y bebamos, que mañana moriremos, también es una realidad que vivimos y practicamos aquellos que izamos la bandera del cristianismo. Esperemos que la proclamación del Evangelio de Dios para los creyentes, penetre hasta lo más profundo de la esfera de nuestra intimidad y experimentemos un cambio, en nuestra vida y testimonio, que impresione a un mundo que vive tan lejos de Dios.